Lo necesario para comenzar

Lo necesario para comenzar

Para cultivar plantas comestibles, no es necesario convertir el jardín en un huerto. Integrar verduras y hortalizas en un jardín ornamental es algo muy sencillo, sobre todo los cultivos de hortalizas con atractivos follajes, como las lechugas o las acelgas, así como las plantas con flor, como el cebollino.

También se pueden cultivar hortalizas en recipientes o en jardineras, como, por ejemplo, tomates, pimientos, chiles e incluso patatas.

Una vez comencemos a cultivar nuestros propios alimentos, empezaremos a dar importancia al hecho de que sean de temporada (algo que en los últimos años se ha perdido por culpa de la cultura del supermercado).

Las fresas maduras y dulces que cosechemos en nuestro propio jardín en el momento adecuado no tendrán nada que ver con las fresas importadas que se han cultivado de forma forzada en un invernadero y que saben a poco más que agua.
HUERTO AEREA

Ubicación y suelo
La mejor ubicación para cultivar verduras y hortalizas es un lugar abierto, soleado y bien ventilado, aunque resguardado de fuertes vientos, ya que pueden limitar el crecimiento de las plantas (e incluso secarlas o quemarlas).

Un lugar ligeramente inclinado hacia el sol se calienta antes que uno totalmente llano y contribuye a un mejor establecimiento de cultivos recién plantados.

La preparación del suelo es importante, aunque para el cultivo de verduras y hortalizas resulta todavía más importante, ya que la calidad y la fertilidad están íntimamente relacionadas con el ritmo de crecimiento, el tamaño y el sabor.

En el caso de las plantas comestibles, es esencial abonar el suelo cada año mezclando materia orgánica o estiércol con la tierra; cuanto más rico sea el suelo, más sabrosas serán las plantas.

* Suelo rico: en suelos con una buena capa de tierra superficial, se recurre a la técnica del cavado simple o doble, e incorporamos abundantes cantidades de estiércol descompuesto, un mantillo de hojas o compost de cultivo de setas.

* Suelo pobre: si la calidad del suelo es baja, vale la pena plantearse la construcción de banquetas elevadas y cubrir la base con estiércol o compost para llenarlas después con tierra.
Antes de empezar
Si estamos decididos a producir nuestros propios alimentos, hay una serie de consejos que no debemos olvidar.

* Cultivaremos sólo aquello que queramos comer: puede sonar obvio, pero en ocasiones es fácil caer en la tentación de cultivar aquellas plantas que creemos que deberíamos plantar en lugar de aquellas que disfrutamos comiendo.

Empezaremos con pocas plantas: es mejor empezar con una pequeña incursión en el cultivo de plantas comestibles; a partir de ahí, podemos ir ampliando la plantación. Si no tenemos en cuenta la dedicación que requiere el cultivo de estas plantas, lo que debería ser una apasionante aventura podría convertirse en algo tedioso.

* Calcularemos las verduras y hortalizas que necesitamos: decidiremos si queremos producir una cantidad reducida de hortalizas como complemento de las que compramos habitualmente, o si preferimos ser autosuficientes.

* Aprendamos de los demás: si en la zona existe un club de jardinería, asistiremos a alguna de sus reuniones periódicas, ya que pueden ser una importante fuente de conocimientos y consejos prácticos.

Siembra de hortalizas
Antes de sembrar, preparamos el lecho. Lo rastrillamos para retirar las piedras más grandes y obtener una textura fina.

En función del tipo de cultivo, las semillas deben sembrarse en surcos estrechos y poco profundos, de pocos milímetros o centímetros.

También podemos sembrar más semillas de las recomendadas y replicarlas después, lo que resulta especialmente práctico en cultivos propensos a padecer plagas, o bien sembrar las cantidades recomendadas y no repicarlas.

Los cultivos también pueden iniciarse en invernaderos, sembrados en macetas, bandejas o pequeños módulos de cultivo, esperar a que los tallos se endurezcan y trasplantarlos una vez haya pasado el riesgo de heladas.

Con esto conseguiremos que las plantas alcancen la madurez y puedan cosecharse antes de lo habitual.

Este método está especialmente indicado para plantas blandas como las lechugas, la remolacha, los pimientos y los chiles.

Fuente: http://plantas.facilisimo.com/reportajes/huertos/cultivo-de-verduras-y-hortalizas_184395.html