Apio
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  1. ORIGEN

El apio es una planta procedente del Mediterráneo, existiendo otros centros secundarios como el Caúcaso y la zona del Himalaya.
Se conocía en el antiguo Egipto. Su uso como hortaliza se desarrolló en la Edad Media y actualmente es consumido tanto en Europa como en América del Norte.

  1. TAXONOMÍA Y MORFOLOGÍA

El apio pertenece a la familia de Umbeliferae; se distinguen dos variedades botánicas: Apium graveolens var. dulce y Apium graveolens var. rapaceum; este último es el apio-nabo.
Tiene raíz pivotante, potente y profunda, con raíces secundarias superficiales. Del cuello de la raíz brotan tallos herbáceos que alcanzan de 30 a 80 cm de altura.
Las hojas son grandes que brotan en forma de corona; el pecíolo es una penca muy gruesa y carnosa que se prolonga en gran parte del limbo. En el segundo año emite el tallo floral, con flores blancas o moradas; el fruto es un aquenio.
La semilla tiene una facultad germinativa media de 5 años; en un gramo de semilla entran aproximadamente 2.500 unidades.

Según Thompson y Kelly, la floración en el apio se motiva principalmente por la acción de temperaturas vernalizantes durante un cierto tiempo (normalmente temperaturas por debajo de 7ºC a 10ºC, actuando por un período comprendido entre 14 y 28 días), cuando la planta ya tiene un cierto tamaño, momento en que es capaz de recibir el estímulo vernalizador.
Desde que se planta hasta que se recolecta tiene una duración aproximadamente de unos 4 meses.

  1. IMPORTANCIA ECONÓMICA Y DISTRIBUCIÓN GEOGRÁFICA

En los últimos años los mercados se han decantado por las variedades verde pálido en detrimento de las de color verde intenso, especialmente el mercado inglés.
Las variedades de apio blanco son demandadas concretamente por el mercado francés.
En general el consumo se cifra en un 70% de apio verde y un 30% de apio blanco. Se prevé una estabilización del consumo.
Las exportaciones españolas van dirigidas fundamentalmente a: Reino Unido (70%), Francia (10-15%) y otros países (Alemania, Italia, Suecia, etc. 10-15%).
El principal competidor de España en la comercialización del apio es Israel. Francia e Italia no son competidores directos, ya que sus producciones no coinciden con las españolas.

4 . REQUERIMIENTOS EDAFOCLIMÁTICOS

Es un cultivo de clima templado, que al aire libre no soporta los fríos del invierno en las zonas del interior: cuando la planta está en el periodo de desarrollo, si ocurre una disminución fuerte de temperatura durante algunos días, puede dar lugar a que la planta florezca antes de tiempo; este problema se ve disminuido cuando el suelo está acolchado con lámina de plástico.
Necesita luminosidad para su crecimiento.

Las temperaturas depende de la fase de cultivo:

  • Fase de semillero: siembra entre 17 y 20ºC. Se debe garantizar una temperatura mínima de 13-15ºC para evitar la inducción floral prematura.
  • Fase de campo: durante el primer tercio del cultivo la temperatura ideal está en torno a 16-20ºC. Posteriormente se acomoda a temperaturas inferiores a éstas, pero superiores siempre a 8-10ºC. Temperaturas mínimas frecuentes próximas a 5ºC producen pecíolos quebradizos.

El apio no es demasiado exigente en suelos, siempre que no sean excesivamente húmedos. Requiere un suelo profundo, ya que el sistema radicular alcanza gran longitud vertical. El pH debe estar rondando la neutralidad. Es exigente en boro, por lo que este elemento no debe faltar en el suelo.
Soporta mal la salinidad, tanto del suelo como del agua de riego.
Este cultivo es exigente en humedad del suelo, pero sin que llegue a ser exagerada; los riegos deben permitir que el suelo esté en un estado perfecto de humedad de tempero. Si el suelo sufre sequedad da lugar a un embastecimiento de los tejidos y, por tanto, a una pérdida de calidad.

  1. MATERIAL VEGETAL

Las variedades de apio hay que diferenciarlas en dos grandes grupos: variedades verdes, que necesitan la práctica de blanqueo si se quieren obtener pencas blancas, y variedades amarillas que no necesitan de esa práctica.
Dentro de estas dos modalidades hay que distinguir las características siguientes: resistencia a la “subida” a flor, grueso de las pencas, altura de las pencas, peso medio de la planta, número medio de pencas por planta.

  • Variedades verdes: son variedades rústicas, de fuerte crecimiento vegetativo y más fáciles de cultivar. Entre las más utilizadas destacan: De Elne (raza Isel), Pascal, Repager R. (raza Istar), Florida 683 y Utah-52-70 R.
  • Variedades amarillas: su cultivo resulta más dificultosa. Son más apreciadas en los grandes mercados. Estas variedades se blanquean por sí solas: Celebrity, Golden Spartan, Light, Dore Chemin y Golden Boy son las más comunes.
  1. PARTICULARIDADES DEL CULTIVO

6.1. Siembra

Existen dos épocas de siembra en función de los dos ciclos productivos (invierno y primavera). Las siembras para la campaña de invierno se realizan desde primeros de julio a finales de agosto, efectuando los trasplantes desde últimos de agosto hasta final de octubre.
El trasplante en primavera obliga a una siembra en semillero durante las primeras semanas de noviembre, teniendo lugar los trasplantes durante los meses de enero y febrero.

Cuando la plántula alcanza los 15 cm de altura y a desarrollado 3 ó 4 hojas verdaderas, con una longitud de pecíolo de unos 10 cm y de limbo de hoja de 4 a 5 cm, está lista para el trasplante, siempre que tenga una adecuado crecimiento radical. Si la plántula alcanza un desarrollo excesivo de la pare aérea en las primeras fases de semillero, hay que practicar una poda a unos 10 ó 12 cm de altura, para evitar descompensaciones en la planta entre la parte aérea y subterránea.

6.2. Preparación del terreno

Es necesario realizar una labor de desfonde profunda, y a continuación dos pases de rotovator, seguida de una labor de acaballonadora, la cual deja el terreno con surcos de 50 cm de anchura y caballones de igual medida.
Si la parcela ha tenido cultivos con recolección mecanizada se recomienda realizar un pase de subsolador y romper la posible suela que se puede localizar más profundamente.

6.3. Binas y aporcados

Cuando se inicia el crecimiento vegetativo no conviene que el “corazón” de la planta se recubra con tierra, ya que se puede producir una parada vegetativa del crecimiento. Por esta razón, cuando se den al cultivo las labores de bina que sean necesarias, se evitará que caiga tierra en el centro de la planta; también en este estado de crecimiento no se harán labores de recalzar las plantas.
En cambio, cuando el cultivo esté en pleno desarrollo, es conveniente aporcar las plantas; con esta operación se aumenta la longitud de las pencas.

6.4. Escardas

El apio no admite competencia con las malas hierbas al principio de la vegetación, ya que su crecimiento es lento; es necesario mantener limpio el suelo con labores de escarda.
En trasplantes en épocas calurosas se dejan las malas hierbas sin tratar al principio para que actúen a modo de sombreado y eviten mayores subidas de las temperaturas del suelo.

6.5. Riego

Cuando está en las primeras fases de su desarrollo, el riego debe ser abundante y regular, ya que la plántula debe tener un crecimiento continuo. En todo su ciclo, este cultivo sufre estrés si hay escasez de agua en el suelo.
Se puede regar tanto por gravedad como por riego localizado como por aspersión (el riego por aspersión resulta interesante en este cultivo).

Es un cultivo exigente en agua de buena calidad. Si la conductividad eléctrica del agua de riego es elevada se frena el desarrollo vegetativo, provoca aperturas de la planta y favorece los problemas de “corazón negro”, debido a una deficiente asimilación de calcio.
En el ciclo otoñal-invernal, en riego localizado se emplean unos 7.000 m3 de agua por hectárea.
En el ciclo primaveral, se utilizan aproximadamente de 3.500 a 4.500 m3/ha. En este ciclo es necesario el uso de cubiertas flotantes para evitar la inducción floral, acortándose el ciclo en unos 10-15 días si se emplea además acolchado negro debajo de la cubierta.

6.6. Abonado

Para obtener una buena producción y de buena calidad, es conveniente que el suelo esté bien estercolado.
En el caso de los invernaderos, el apio normalmente constituye un cultivo de relleno en la época invernal, por lo que no debe aportarse estiércol si ya se estercoló el cultivo anterior, aunque si el siguiente cultivo lo precisa, pueden aplicarse 3 kg/m2.
En el último mes de desarrollo, antes de la recolección, el nitrógeno debe estar disponible en cantidad suficiente en el suelo. Además, el apio es una planta muy sensible al déficit de boro, azufre y magnesio.

6.7. Plagas comunes en el apio

Gusano Gris: Estas larvas (coleóptero), de unos 2 a 3 cm de largo, producen galerías en las hojas, dañando así la planta. Para su control, el tratamiento ecológico más efectivo es el Bacillus Thuringiensis. Aparecen en primavera y devoran por las noches las hojas de apio.

Mosca del apio : Este caso se suele dar en primavera y verano. La hembra pone sus huevos en las hojas del apio y las larvas excavan en el interior de las hojas, lo que produce un secado de los tejidos. El extracto de Neem es un buen tratamiento ecológico contra los parásitos.

Pulgones: Insectos, normalmente de color verde o negro, que se colocan en el envés de las hojas. Si los métodos de prevención fallan y las poblaciones de pulgón corren peligro de descontrolarse probablemente tengamos que recurrir a algún producto ecológico de protección frente a plagas que ayude a la planta a combatir al parásito, detener y eliminar la plaga.

Lo ideal sería retirar el pulgón manualmente siendo la técnica más inocua, lo podemos hacer si es poco el pulgón que tenemos y mucha nuestra paciencia pero resulta complicado ya que es un insecto muy pequeño y su retirada minuciosa se antoja prácticamente imposible por pequeña que sea la escala de nuestro huerto a no ser que nuestra vigilancia sea casi diaria y muy precisa.

Uno de los productos más efectivos en la lucha contra el pulgón es el jabón potásico, éste tiene la propiedad de reblandecer el exoesqueleto de los insectos, éstos quedan muy debilitados y acaban muriendo, además es un producto natural e inocuo para la salud. Después de haber usado el jabón potásico, aproximadamente una hora después, viene muy bien aplicar el aceite de neem, se trata de un insecticida natural que se extrae del fruto de este árbol, que actúa frente a una amplia gama de plagas como: mosca blanca, minador, araña roja, trips, pulgones, piojo, escarabajo de la patata, chinches… La acción conjunta de jabón potásico y neem hace que sea todavía más efectivo el tratamiento.



Mildiu: Este hongo afecta a los cotiledones y a las primeras hojas, aunque puede manifestarse posteriormente. Eliminar las partes afectadas 

Esta será nuestra primera actuación sobre la planta afectada. Eliminando las partes afectadas a tiempo evitaremos la propagación a otras hojas y tallos y también entre plantas.

Aireación y poda

Una falta de aireación puede facilitar la colonización del mildiu, esto puede ser debido a un follaje demasiado denso y apretado. Los aclareos y podas pueden ser una solución circunstancial pero si el problema persiste deberemos optar por cambiar la planta de sitio o elegir una especie mejor adaptada a la humedad de la zona.

Favorecer la biodiversidad:

Está demostrado a través de estudios realizados en la comunidad valenciana que en las tierras inoculadas con Trichoderma harzianum, un hongo antagonista de hongos patógenos, la enfermedad remite. Es por ello que se ha de evitar el uso de fungicidas, que eliminan las micorrizas ( una especie de raicillas generadas por hongos que ayudan a las plantas a absorber nutrientes y agua ), y los hongos beneficiosos que protegen a la planta de enfermedades y la mantienen vigorosa.


Septoriosis: Hongos que manchan la planta de color marrón y puntos negros que secan a la planta y hacen que sus hojas se echen a perder. La cola de caballo es el mejor fungicida eco. Contra los hongos, lo más inteligente es prevenirlos: mantén las plantas despejadas, para que el aire pueda correr entre la planta y evita mojar las hojas durante el riego (los hongos adoran los lugares cálidos, sombreados y húmedos)

 

  1. RECOLECCIÓN

El apio es cosechado cuando el cultivo en su totalidad alcanza el tamaño deseado para el mercado y antes que los pecíolos desarrollen esponjosidad. Los campos de apio presentan un crecimiento uniforme y son cosechados de una sola vez. Los tallos son empacados por tamaño después de eliminarse los pecíolos y hojas exteriores.
Normalmente la recolección se realiza de forma manual con ayuda de una espátula metálica de bordes afilados, con el frontal corto se secciona la planta y con los laterales los restos de raíces y parte apical de las hojas.

Es importante cosechar durante las horas más frescas del día y colocar el apio en cajas lavadas con agua clorada, en lugares sombreados y ventilados. Durante el transporte, debe evitarse la exposición del producto al sol: una de las principales características que se asocian con la calidad del apio es la propiedad de crujir, es decir, que al quebrarlo emita un sonido vidrioso característico. Siendo lo primero que se pierde cuando hay deshidratación.

  1. POSTCOSECHA

En postcosecha se realiza el siguiente manipulado:

1.-Limpieza: restos de tierra, exceso de hojas, brotes laterales y pecíolos defectuosos.
2.-Corte de los “tallos”: en campo se cortan a 35 cm, en almacén a una longitud entre 27 y 30 cm. El corte debe realizarse siempre por encima del nudo.
3.-Lavado: se limpian las pencas mediante ducha de agua clorada, tras su escurrido y se procede al embolsado.
4.-Embolsado: se coloca un film o bolsa para proteger las pencas , recubriéndolas completamente, sin dejar al descubierto los extremos superiores de los tallos.

Tras la realización del proceso anterior las pencas sufren una reducción de peso en torno al 30%, dando piezas de peso comprendidas entre 400-900 g, siendo los calibres más comerciales los que se encuentran entre 460-720 g.

-Calidad: un apio de gran calidad tiene tallos bien formados, pecíolos gruesos, compactos (no significativamente abultados o arqueados), poco curvados, una apariencia fresca y color verde claro. Otros índices de calidad son el largo de los tallos y de la nervadura central de la hoja, ausencia de defectos tales como: corazón negro, pecíolos esponjosos, tallos florales y partiduras, así como ausencia de daños por insectos y pudriciones.

-Temperatura óptimo: La temperatura óptima es de 0°C. En condiciones óptimas, el apio debe mantener una buena calidad después de ser almacenado de 5 a 7 semanas. Generalmente, el apio es rápidamente enfriado y después conservado a 0-2°C.
Si se va a almacenar durante un mes. Para mantener una buena calidad visual y sensorial, no es recomendable su almacenamiento a 5°C más de 2 semanas. Cierto crecimiento de los tallos interiores ocurre en postcosecha a temperaturas mayores de 0°C.

-Humedad relativa óptima: oscila entre 95-100%.

  1. VALOR NUTRICIONAL
Valor nutricional del apio
en 100 g de materia fresca
Calorías (cal) 17
Agua (%) 92
Proteínas (g) 2
Glúcidos (g) 1
Sodio (mg) 110
Potasio (mg) 300
Calcio (mg) 40
Vitamina C (mg) 12
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